Pedro Gonzalez. Clasicas

pedro_ppal

pedro_ppalEso es lo que me preguntan cuando me ven a bordo de mi sherpa haciendo trial. Y en parte tienen razón, ¿por qué teniendo una moto moderna, que frena, amortigua y acelera mucho mejor usas ese cepo?, pues esas razones, ya de por si, de peso, servirán para que explique este porqué incomprensible.

Para empezar, este deporte, como una pasión mas en la vida, tiene mucho de sentimental. Nuestras experiencias son una mezcla de vivencias y recuerdos que tendremos siempre en la cabeza, en lo material, guardamos objetos que nos hacer revivir esos tiempos y aquí empieza la historia.

Por mi edad, la época dorada del trial español, no la viví en primera persona como otros que conozco. A mi me pilló con 7 años y a partir de ese entonces veía a los mayores haciendo zonas por la sierra. Luego en mi bici los intentaba emular, admirando el sonido de sus máquinas, los malabarismos que hacían, esas sensaciones me hacían soñar. Y con el tiempo, pues tuve moto de trial, me apunté a las carreras, pero el recuerdo quedó allí.

Y tengo que mencionar a mi amigo Toño Villanueva, que es el culpable de que me gusten las clásicas. Nos conocimos en las modernas, pero a él lo que le gustaba, y le gusta, son las clásicas. Y yo, lo miraba como un tio raro (entre nosotros, algo raro es, jajaja) pensando qué hacia con un cepo que ni frenaba, amortiguaba ni aceleraba como la moderna. Y no os digo cuando me subí a su preciada kit campeón!!, menudo ladrillo!!. Pero me metió el veneno.

Y me compré una moto clásica, y sufrí intentando hacerla funcionar, y la vendí, y compré otra, y luego otra, hasta que di con mi Sherpa Manuel Soler. Como una historia de amor, conoces chicas guapas pero que no te acaban de enamorar, hasta que das con la que te gusta de verdad, la que te sabe tratar. Pues eso pasa con las motos clásicas, es una sensación extraña y sobre todo, irracional.

Poner una moto vieja en orden de marcha, es bastante complicado y caro. Aquí hay diferentes grados de restauración. Los hay que las dejan para exposición, impecables y originales 100% y estamos los que optamos por hacerlas 100% funcionales para competir con ellas. Y aquí empiezan las polémicas entre los aficionados a esta especialidad. ¿Hasta dónde podemos llegar sin alterar el espíritu clásico de la montura? Esto puede dar para otro artículo, así que dejo el testigo para el que lo quiera tomar. Luego toca hacerla rodar en las carreras. Con estas motos se puede hacer más de lo que uno piensa. Sólo hay que ver fotos de antaño haciendo zonas increíbles, pues eso, a partir de este momento toca intentar hacer las zonas que hacías con la moderna, y empiezan las dificultades.

Hay que cambiar el chip. Con estas no se puede, mejor dicho, no se debe, mover, se acelera de otra manera, y no se salta. Las ruedas mejor por el suelo. Ahh, y los escalones, mejor para las jovencitas. Empiezas a aprender a colocar el cuerpo, a poner el peso en su sitio, a ayudarla a subir, aprendes mejor lo básico, porque la moderna te ayuda tanto, que los errores no los percibes como tales. Y cada vez disfrutas más, sin tener que hacer barbaridades para sentir correr la adrenalina, comienzas a comprobar que disfrutas mas que con las modernas, que hay zonas en las que son mas efectivas, en fin, que cada vez estás mas a gusto.

Este disfrute viene también al ajustar la moto, mejorándola poco a poco, o mejor, adaptándola a tus gustos. En estos detalles estás haciendo TU MOTO, tu obra, mucho tiempo invertido que te aporta una satisfacción que una moderna, al menos a mí, nunca me ha dado.

Esto es lo que me gusta de las motos viejas, tienes que dar con tu moto, tienes que hacerla a tu gusto, tienes que aprenderla a pilotar, y por supuesto, tienes que aprender a consentirla que te haga algún “numerito”, como dejarte tirado, sin despeñarla por la montaña. Éstos son los ingredientes para disfrutarla, para llevarla a las carreras y darte el gustazo de hacerlas vivir para lo que fueron concebidas. Y no hace falta que sean carreras de clásicas, también en las de modernas lo pasarás muy bien, comprobando hasta dónde son capaces de batir a sus hermanas mas jóvenes.

 

Pedro González Aldatz

 

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